Nota de Valentina González, publicada en El Mercurio del 11 de noviembre de 2020
‘¡Una verdadera pesadilla kafkiana!’. Así ilustró hace pocos días el académico José Joaquín Brunner el escenario que podrían enfrentar los planteles con los nuevos criterios y estándares que la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) propone. La inquietud está en mente y en boca de rectores y expertos, que ven riesgos de que se burocraticen los procesos y se atente contra la diversidad del sistema.
Aunque es transversal la valoración de que el tema aún no esté zanjado y se esté consultando a las instituciones, también lo es la preocupación. El vicepresidente del Consejo de Rectores, Juan Manuel Zolezzi, asegura que ‘preocupa la ausencia (o la poca claridad) de un modelo de calidad a la base, que oriente y articule la definición de criterios y estándares’. Como consecuencia de esto, añade, se pondría énfasis excesivo en el control, con parámetros rígidos y complejos de comprender: ‘Así, no existe ninguna consideración a los contextos particulares y/o énfasis misionales de cada universidad’.
El rector de la U. de Chile, Ennio Vivaldi, cree que la propuesta es exhaustiva, pero que ‘el nivel de detalle resulta en un documento excesivamente extenso que puede amenazar la posibilidad de llegar a una evaluación integral que mantenga una visión del conjunto de la institución’. Convendría, en su opinión, ‘considerar la pertinencia regional y la especificidad de las universidades estatales’.
La directora ejecutiva de Acción Educar, Magdalena Vergara, sostiene que lo planteado por la CNA ‘pasa a llevar de manera relevante tanto la autonomía como la diversidad del sistema’. Los abundantes criterios cuantitativos, que llegan al detalle de, por ejemplo, establecer cifras específicas de titulación oportuna o académicos que integren los claustros, poco ayudarían a recoger esto según la abogada.
A juicio de Zolezzi, urge avanzar hacia un marco que ‘respete la identidad y diversidad de las instituciones’ y de sus programas. Ignacio Sánchez, rector de la UC, complementa que es relevante ‘recoger amplias opiniones y evaluar cambios a esta propuesta’, con el foco puesto en valorar la variedad del sistema, ‘evitar la burocracia innecesaria y estimular la innovación’.
Diego Durán, su par de la UC del Maule y presidente del G9, coincide en hacer ajustes para no caer en una ‘sobreabundancia de criterios y estándares (.) que terminen asemejando una institución a otra’.
Un proceso en marcha
El proceso está establecido en la Ley de Educación Superior, que también aborda aspectos de la calidad y acreditación. La CNA lleva cerca de dos años trabajando en los nuevos criterios y estándares, período en que se ha convocado a expertos, se han hecho talleres y consultas, la más reciente en octubre. Incluyó a instituciones y público general, y tuvo más de mil respuestas.
Fuentes del proceso indican que en algunos comisionados de mayor trayectoria académica se podría haber dado un sesgo hacia una exhaustividad excesiva o una interpretación muy restrictiva de la ley. Otros apuntan, en tanto, a que al descartarse borradores hechos con comités consultivos y generar nuevos documentos, también pudo dificultarse consensuar ciertas ideas.
Ante las inquietudes que han surgido, el presidente de la CNA, Hernán Burdiles, considera que ‘varias de esas observaciones y objeciones tienen fundamento. Por lo tanto, tengo que hacer ver ese aspecto; nuestros comisionados lo están observando también, y por lo mismo, va a haber cambios’. El proceso, anticipa, contempla recoger, sistematizar y revisar las propuestas del sistema, por lo que podría extenderse a los inicios de 2021.
Burdiles afirma que también ve la diversidad como un valor clave -de hecho, así se explicitó en los talleres de trabajo en torno a la propuesta- y señala que ‘lo último que esta comisión quisiera es que el sistema de acreditación se transforme en un proceso por el cual tengo un check list’.
Los comentarios están siendo considerados, asegura, y añade que esto marca también un cambio en ‘la actitud o la imagen que tenía la CNA frente a las instituciones, que era de distancia, de actuar en un rol medio policial, fiscalizador, cuando en rigor ese rol hoy día ya no le corresponde más a ella’.