El exestudiante de la escuela de Periodismo comparte sus sensaciones después de que su diálogo con el exfutbolista Luis Núñez, en la cárcel de Rancagua, fuera reconocido como Entrevista Destacada de AIPS Sport Media Awards de 2022, una distinción de nivel mundial.
Escrita por Antonio Alcayaga
Christian González se formó en la escuela de Periodismo de la Universidad de Concepción. Entró en 1997 y egresó de ella cinco años después. Sus recuerdos de esa parte de su formación están tan frescos como su agradecimiento a su alma mater. En su relato, hay nombres y situaciones. En mayo, uno de sus trabajos, un diálogo con el exfutbolista Luis Núñez en la cárcel de Rancagua fue reconocido por la AIPS Sport Media Awards como Entrevista Destacada del año. La organización agrupa a los especialistas en el género a nivel mundial.
No es el primer premio que recibe. Antes, en 2007 y 2010, el Círculo de Periodistas Deportivos de Chile le distinguió como Mejor Periodista de Regiones. Huachipato también lo premió en su paso por la región. A cada uno de esos testimonios, dice, le reserva un especial cariño. El último, eso sí, adquiere mayor validez por la magnitud que implica. “Es mi Copa del Mundo”, ha descrito a través de sus redes sociales.
González habla con cariño de su paso por la Carrera de Periodismo de la Universidad de Concepción y de los orígenes de su vida profesional, fuertemente vinculados a la región del Biobío. Cuenta, por ejemplo, que inició sus pasos en el área deportiva en 1997, en el segundo semestre de su primer año de formación académica, trabajando en Almendra Producciones, para el Canal 9. Hacía notas para el programa Prisma Deportivo. “Dos años después, me habló el profesor Carlos Oliva para preguntarme si quería ser corresponsal de La Tercera. Le habían pedido recomendaciones de un joven con inquietud. Ni siquiera lo pensé. Acepté de inmediato. Era mi oportunidad”, dice. Fue el inicio de una larga relación. Después de 13 años en esa posición, llegó a Santiago para transformarse en redactor de El Deportivo. Ha explorado otros formatos, como la televisión, a través del webshow homónimo y un programa de entrevistas que lleva su apodo, que nació en plena pandemia: El diván del Kily.
En esos años, de sus ganas de escribir y de su afán por darle cobertura al fútbol regional, nació Purofútbol.cl, un emprendimiento que compartió con sus amigos y excompañeros de carrera Sergio Hernández y Marcelo Henríquez. Por la redacción pasaron varios exestudiantes de PeriodismoUdeC como Juan Oliva, Verónica Reyes, Tanya Silva, Carlos Campos y el ahora profesor Hans Loosli. “No ganamos dinero, porque los periodistas no sabemos de gestión empresarial, pero nos transformamos en un referente de información obligado para los hinchas y para otros medios y en un buen lugar de entrenamiento”, recuerda. Con el actual académico, además, compartió en el programa Línea D3 del Canal Regional, donde fue panelista y el docente, conductor. El trío lo completaba el exarquero Hugo Grignafini, de dilatada trayectoria en medios locales.
“Los premios hay que disfrutarlos, porque uno nunca sabe si puede ser el último”
González demoró alrededor de tres meses en tramitar con Gendarmería la entrevista con Luis Núñez. Fue su primera experiencia en una cárcel y no preparó muchas preguntas. Su intención fue buscar un diálogo genuino. “Se lo respondí a un colega: no soy fiscal ni pretendía serlo. No iba a juzgarlo, porque también lo habían hecho. Quería escucharlo. Que me atendiera ya era un gran paso”, explica.
¿Cómo te sientes al haber sido premiado en los AIPS Sport Media Awards por tu entrevista a Luis Núñez?
Me hace sentir muy orgulloso y plenamente feliz también verme una nómina, como lo clasificaron otros colegas, en un mundial de periodismo. En el equipo ideal de un mundial, por así decirlo. Uno como periodista, en general, es súper autoflagelante, y normalmente no está viendo las cosas buenas que hace. Lo normal es buscar lo otro y recriminarse cuando el trabajo no resulta. Por eso es súper importante el reconocimiento, porque en ese margen de acción en que uno se mueve, todo es criticable. De hecho, los colegas son los que menos reaccionan favorablemente a este tipo de cosas, porque normalmente el periodista encuentra todo malo. Y no está mal, es parte del juego. Yo aprendí una cosa, que fue un consejo de Andrés Alburquerque, uno de mis primeros jefes en La Tercera: que los premios hay que disfrutarlos, porque uno nunca sabe si el que está recibiendo puede ser el último. Y que en el periodismo es muy poco habitual recibirlos. También tengo claro que no se trabaja para recibir premios, pero si llegan, son bienvenidos. Entonces, sí, me alegré, les conté a mis papás y lo puse en mis redes sociales. Pero la felicidad duró esos cinco minutos, porque tenía que terminar una nota que debía publicar en un rato.
-Háblanos un poco sobre la entrevista a Núñez, ¿Cómo fue la experiencia de entrevistar a alguien en una cárcel?
Hay varios elementos que llaman la atención en una situación como ésa, pero yo me quedo con una imagen puntual: hay un pasillo en el trayecto entre las oficinas de Gendarmería, el patio y las celdas, que es sumamente frío. Ahí uno se da cuenta de que se está metiendo en un mundo distinto, porque, de verdad, la temperatura era insoportablemente fría, incluso en día de primavera, como cuando nos reunimos. Es casi el símbolo de la vida que un preso empezará a transitar, Además, los reclusos me pedían que me acercara a ellos para contarme sus cosas y sus reclamos. Era fuerte. Iba convenientemente custodiado y advertido de que no me acercara a nadie. Obviamente, atendí al consejo y no lo hice.
¿Cómo estaba Núñez?
Fue muy amable y, sobre todo, lo vi muy dispuesto a contar su versión. Lo conocía, pero me encontré ahí con una persona distinta a la que yo esperaba. Un tipo que me pareció más el futbolista con el que había tratado en sus mejores años que el delincuente que pintaban los reportes que había leído y que, obviamente, no puedo poner en duda, porque forman parte de la realidad. Como digo, el Luis Núñez que encontré era mucho más cercano al que me había pillado varias veces cuando jugaba por la Católica o incluso en la calle, cuando estuvo en Huachipato y Deportes Concepción. Fue, de verdad, muy gentil. Incluso estaba bien físicamente, porque había vuelto a practicar fútbol en el penal.
“Cuando pasa el tiempo, uno le da sentido a cada clase que tuvo”
González generó una gran amistad con el profesor Sergio Hernández y sus demás compañeros de generación. “Sergio es mi mejor amigo y con mis compañeros hablo cada vez que puedo”, sostiene.
¿Qué mensaje te gustaría transmitir a los estudiantes de la Carrera de Periodismo que están empezando su camino?
Cuando pasa el tiempo, uno le da sentido a cada clase que tuvo. En el momento, cuando uno es alumno, dice “esto no sirve para nada” o “el profe está dando la lata” y el tiempo se encarga de demostrar que está equivocado. Cuando ejerces, terminas diciendo “para esto era”. Sucede mucho. Hay que disfrutar del paso por la escuela, porque es una experiencia que no se repetirá en la vida, pero también tomarlo con la mayor responsabilidad. Uno se termina acordando de ella. Y de los profesores, claro. Ya nombré a algunos y no quiero ser injusto por olvidar algún nombre, pero hubo varios que me dejaron grandes recuerdos como Alfredo Barría, Hernán Osses, Eduardo Castillo, Carlos Oliva y Eugenio Oblitas. El último me dirigió la tesis, en una auténtica excepción. A todos ellos, y a los demás también, les debo parte de lo que soy.