Una nueva iniciativa en materia medioambiental podría llevarse adelante en la Región del Bío Bío. Se trata del Ecobarómetro, una instancia que se realiza hace diez años en la provincia de Andalucía, España, y que es utilizada para conocer cómo los habitantes de esa región se enfrentan a la problemática del medio ambiente.
Para estudiar el contexto del Biobío y ver la factibilidad técnica de llevar adelante este proyecto, es que la investigadora Regina Lafuente, del Instituto de Estudios Sociales Avanzados, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones científicas de la Junta de Andalucía, realiza una estadía de dos meses –que finalizará en noviembre-, financiada por Santander a través de las becas de movilidad para investigadores jóvenes.
Lafuente ya conocía el trabajo que se lleva adelante en la Facultad de Ciencias Sociales (por medio del proyecto Anillos sobre Cambio Climático), con la que ya ha colaborado previamente, de ahí su interés por realizar una instrumento de medición que contenga las dimensiones que estudia el Ecobarómetro, pero adaptado a la realidad de esta Región.
“La idea es que mediante estudios de sociología ambiental, podamos levantar en la Región un sistema de indicadores sociales que permita ver cómo va fraguando la conciencia ambiental de la Región del Bío Bío, aprovechando la experiencia de la encuesta de opinión que llevan a cabo desde hace diez años en el Instituto, con la encuesta Ecobarómetro, que permite medir la conciencia ambiental de la población”, señaló Lafuente.
La investigadora explicó que la conciencia ambiental es un concepto multidimensional que se mide a través de cuatro dimensiones: la dimensión afectiva, “que engloba valores ambientales, sentimientos de preocupación, sensibilidad ambiental, entre otros”, explicó. Junto con ella la segunda dimensión que está compuesta por la información y el conocimiento que tiene la población sobre asuntos ambientales.
La tercera es la llamada dimensión conativa, “esta se refiera a la actitud que tiene la persona hacia la protección del medioambiente y el grado en que la gente es capaz de asumir costes personales en beneficio del medioambiente, por ejemplo si es capaz de asumir algún tipo de impuesto ambiental, o si es capaz de dejar de utilizar su vehículo personal, etc.” indicó la investigadora.
La última gran dimensión, señaló, es la que engloba todos los comportamientos ambientales, tanto en el ámbito doméstico, -como el reciclaje, el ahorro de agua, el consumo eficiente de energía, entre otras-, y las conductas colectivas de la población en pos de decisiones relacionadas con el medioambiente, que “es la manera en que la gente puede organizase colectivamente”, señaló.