Enmarcado en el Proyecto Anillo Juventudes, el Departamento de Sociología y Antropología, realizó un coloquio el pasado viernes, con apoyo de CESC Juventudes, Educación y Cultura.
El encuentro comenzó con la presentación de dos investigadoras emergentes del proyecto, Constanza Vergara y Ángela Rivera, con las ponencias “Cuerpo y violencias urbanas en el contexto de las manifestaciones estudiantiles en la ciudad de Concepción” y “Espacios festivos/ocios productivos en la ciudad de Concepción”, respectivamente.
Luego, el segundo bloque estuvo a cargo del destacado académico Dr. Alfredo Nateras, Universidad Autónoma de México UAM, Iztapalapa, quien dictó la conferencia “Consumo, jóvenes y procesos identitarios”, posteriormente comentada por Raúl Zarzuri (CESC), Christian Matus (CEDEUS) y el académico de la UdeC, Rodrigo Ganter.
El investigador Mexicano realizó un análisis crítico respecto a la criminalización de las juventudes contemporáneas. “Creo que las juventudes en México y en América Latina por extensión, hay que situarlas en nuestras sociedades contemporáneas en el entendido en que son los actores y los sujetos emergentes más importantes que están dando cuenta de una gran diversidad de tensiones y conflictos, en las coordenadas socioculturales”, sostuvo el experto mediante ejemplos prácticos en Brasil, Argentina, Venezuela, México y Chile.
Según el académico los jóvenes están teniendo cada día un protagonismo más significativo en el desarrollo de las sociedades. Al respecto compartió una hipótesis teórica en la que trabaja, sosteniendo que pensar a las juventudes de Latinoamérica, es pensar en lo que actualmente sucede en América Latina. “Así mismo reflexionar al país, tiene que en algún lugar remitirse a lo que está sucediendo con sus juventudes”.
El investigador también reparó en contextos de violencia, donde a su parecer se está disputando el código de corporalidad. Según sostuvo, en primera instancia el elemento que ejerce violencia y criminaliza, es la familia, seguida por otro espacio de disputa que es la escuela, donde lo que está en juego es el cuerpo del otro. En esas dos coordenadas el académico sitúa los primeros elementos de conflicto, para luego dar paso a uno más abierto. “Habría que reconsiderar que el cuerpo es un territorio, un espacio y un lugar a partir del cual se están construyendo las subjetividades, y es un cuerpo y un espacio que de despliega en otro espacio que tiene que ver con lo público de la calle”, sostuvo Nateras.