Respecto al desalojo violento realizado por la policía contra migrantes en la Plaza Brasil de Iquique, como Departamento de Sociología de la Universidad de Concepción, declaramos lo siguiente:
Con indignación y sentido de justicia, condenamos la forma violenta, racista y xenófoba como el Estado chileno, sus policías, con el apoyo vergonzoso de un grupo minoritario de civiles, reprimieron en Iquique a centeneras de personas, familias migrantes, que buscan pacíficamente en nuestro país posibilidades de avecindarse para empezar una nueva vida. Lejos de sus países de origen, de nuestra sufrida, expoliada y empobrecida Latinoamérica, hombres y mujeres, jóvenes, niños y niñas, adultos mayores, mujeres embarazadas, despojados de bienes y esperanzas, se han visto obligados a migrar en búsqueda de un presente y futuro mejor para sus familias e hijos.
El mundo está viviendo una crisis migratoria que afecta a millones de personas en diferentes continentes, países y regiones. Se trata de una verdadera crisis social y humanitaria. Las y los migrantes son víctimas del fracaso de un modelo de desarrollo que no considera a las personas en el centro de su preocupación, valores y orientación, que es degradante, que incluso, llega a despreciar la vida humana y la naturaleza. Esta crisis, reforzada por otras crisis, como la climática, se ha agravado considerablemente en el último tiempo, debido a la aplicación de políticas neoliberales, que limitan o privatizan los servicios públicos y bienes comunes. Y, con toda seguridad, se profundizará aún más, provocando nuevos movimientos y dramas migratorios, que obligarán a los organismos internacionales, a los gobiernos y a las sociedades a realizar esfuerzos extraordinarios para enfrentar estos problemas humanos con dignidad, inclusión, respeto y solidaridad.
Chile ha sufrido históricamente migraciones forzadas y dolorosas, como las ocurridas durante la dictadura militar. Actualmente miles de chilenas, chilenos y sus familias viven también como migrantes incorporados en el exterior. Las buenas acogidas en diversos países del globo, que, en el pasado, salvaron la vida de muchos chilenos y chilenas, constituyen buenos ejemplos para responder con generosidad, empatía y contención a las familias vulnerables que hoy reclaman nuestra ayuda y solidaridad, los que, con sus esfuerzos y cultura harán también una contribución al desarrollo del país y sus localidades.
En este sentido, adherimos a la Declaración de la Conferencia Episcopal de Chile:
“…nos unimos al dolor y al rechazo que han ocasionado los actos de violencia cometidos contra hermanos inmigrantes en la ciudad de Iquique, ocurridos en los últimos días. Observar la agresión a personas en situación de vulnerabilidad, incluidos niños y adolescentes, junto a la destrucción de sus pocas pertenencias, mientras se gritaba “vivas” a Chile, nos llena de vergüenza y de estupor. No es ese el Chile al que todos aspiramos” (Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile, 27 de septiembre 2021)
Finalmente, hacemos un llamado al Gobierno, a las autoridades locales, a los Gobernadores, a poner fin a las medidas represivas, sancionar a los responsables de ejercer violencia y buscar soluciones humanas, dignas e inclusivas a las necesidades urgentes de radicación de las familias migrantes en el país.
Departamento de Sociología
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de Concepción