Roberto Campbell Toro, fue el presidente de la Sociedad Chilena de Arqueología durante el transcurso del XX Congreso de Arqueología Chilena, realizado en dependencias de nuestra Universidad, instancia donde además conocimos el nombre de la nueva presidenta, Gloria Cabello. Con ambos conversamos en esta entrevista donde se abordan temas relacionados a la profesión, la experiencia y las reflexiones en torno a este vigésimo congreso.
¿Cuándo parte la Sociedad Chilena de Arqueología?
Roberto: La sociedad fue fundada en el año 63’ como parte del que se considera nuestro segundo congreso de arqueología y desde ese momento ha sido la organización que ha venido reuniendo a los arqueólogos chilenos de generación en generación. Una cosa interesante de eso es que como la carrera de arqueología no existe en Chile sino hasta el año 69’ nuestros fundadores no son arqueólogos, entonces hay un aspecto positivo y negativo de la sociedad porque no ha sido fácil esta transición desde gente autodidacta en arqueología hasta gente profesional, además con este problema de que la gente cree que arqueología es sólo excavar cosas sin toda esta parte de conocimiento técnico, de teoría que implica ser arqueólogo.
Gloria: Y si bien existe desde hace algunos años, desde el 2010, el Colegio de Arqueólogos de Chile, que agrupa a los colegas que son profesionales. Nuestra sociedad como ya decía Roberto, tiene 54 años y reúne a la mayoría de los arqueólogos nacionales y también algunos colegas extranjeros que han contribuido de forma importante a la arqueología nacional, tenemos colegas argentinos que son socios, también de Estados Unidos, peruanos, quienes han aportado con sus investigaciones al desarrollo del conocimiento de la prehistoria en Chile.
Actualmente socios activos son alrededor de 140 y existe esta continua profesionalización desde los primeros formadores, los arqueólogos profesionales y hoy en día los doctores por las exigencias que ocurren en todas las profesiones que también los más recientes son doctores.
¿Cuál es la diferencia entre el arqueólogo y el antropólogo?
Gloria: Ambos trabajamos con la cultura, con los grupos humanos, pero la diferencia más simple es que para los antropólogos su objeto de estudio son las personas vivas, las comunidades actuales.
Los antropólogos trabajan distintos temas de la cultura, pueden ser: rurales, indígenas, el mapuche urbano, o bien grupos como pandilleros. Todo el tema que tiene que ver con comportamientos sociales, concretos, pero con gente actual. Su metodología por tanto es mucha observación, conversación, etc.
En cambio, en arqueología el objeto de estudio son las culturas que ya no existen. O sea, nuestro interlocutor desapareció, sólo quedan los objetos materiales. En ese sentido la arqueología ocupa la información de los objetos para reconstruir el pasado. Entonces es importante saber qué tipo de objetos hay, pero también cómo estaban asociados. Por eso los arqueólogos trabajamos con metodología científica y no es llegar y hacer hoyos en cualquier parte. Hay que saber cómo sacar los objetos, dónde sacarlos y cómo estaban asociados los objetos.
Roberto: Por otra parte está el tema de que los antropólogos investigan la cultura en el hoy, nosotros accedemos a la cultura en grandes escalas de tiempo.
Tenemos la oportunidad de ver cómo las sociedades van cambiando a través del tiempo, en parte porque investigamos el pasado y por otra parte porque nuestras formas de investigar no nos permiten mucha fineza cronológica. Nosotros trabajamos con culturas que tienen dos mil, tres mil años en los que pasaron cosas, pero donde lo importante en definitiva es cómo las sociedades cambiaron en esa época. En algún momento no tenían alfarería y en algún momento empezaron la alfarería, de repente no tenían cultivos y después empezaron los cultivos. Y eso lo estudiamos a través de la cultura material.
En ese sentido ¿cuáles son los riesgos de hacer una mala excavación?
Gloria: Si uno hace un agujero y saca todo lo que estaba ahí, puede haber muchos miles de años de historia entre medio que no lograste interpretar. Entonces, el arqueólogo tiene que utilizar distintos métodos, que cada vez se han apoyado con más tecnología para poder reconstruir el pasado.
Digamos que a través de los objetos materiales que dejaron las poblaciones, nosotros reinterpretamos o proponemos cómo debió haber sido la vida de esta población.
¿La arqueología va evolucionando a medida que pasa el tiempo?
Gloria: Lo importante también es que estas poblaciones fueron justamente nuestros antecesores, sean directos más o menos o no. En el fondo, la arqueología está en constante transformación de la prehistoria, del conocimiento. De ahí la importancia de entender cómo va cambiando nuestro pasando, de lo que conocemos de él.
Roberto: Parte del punto de vista de la arqueología como ciencia, es que nosotros nunca vamos a poder dar respuestas definitivas sobre algo porque cada vez estamos encontrando nuevas cosas que nos obligan a repensar lo que ya sabíamos. Eso es lo entretenido y por eso es una ciencia porque aprende de lo que ya tenía antes para proponer algo nuevo en función de nuevas técnicas, nuevos datos e información.
En ese sentido, en nuestro país ¿le damos la importancia que se merece a la arqueología?
Gloria: Yo creo que es bastante compleja la respuesta. Por una parte yo creo que la arqueología sí tiene el lugar que se merece, al menos en tema patrimonial hoy en día. Hasta hace algunos años, el patrimonio era destruido mucho más impunemente que los de hoy en día. Hoy el Consejo de Monumentos y la legislación asociada al sistema de impacto ambiental, la Ley de Medioambiente, permite que el patrimonio esté un poco mejor resguardado, nosotros quisiéramos que fuera más, pero dentro de todo al menos existe esa intencionalidad, la regulación por parte de los colegas que trabajan en el Consejo de Monumentos y hoy en día cualquier construcción de gran envergadura tiene que pasar por una evaluación arqueológica, así como por otras ciencias también, como son la flora, fauna, geología. Entonces, en ese sentido sí la arqueología tiene un lugar importante.
La deuda nos queda, a mi juicio, en este construir constante del pasado existe una disociación entre lo que le entregamos por ejemplo a la educación básica, universitaria de que es la arqueología, si no son sólo profesores de historia y así a los colegios también.
Por nuestras exigencias estamos muy enfocados a las publicaciones científicas por nuevos descubrimientos, porque eso también nos posiciona en nuestras carreras para tener nuevos proyectos que son financiados por el estado. En ese sentido vuelvo al buen posicionamiento de la arqueología, ante el estado tenemos financiamientos como otras ciencias, lo que nos permite financiar nuestras investigaciones. Pero los resultados quedan entre nosotros, no alcanzan a traspasarse a gente de la sociedad civil entonces muchos conocimientos se quedaron estancados hace 30 ó 50 años atrás de lo que era nuestra prehistoria. Esa es nuestra deuda que tenemos nosotros como arqueólogos, hay que hacer un cómputo de nosotros, de otras disciplinas y de la sociedad civil, quizás del mismo Estado equilibrar eso.
Roberto: A nivel del Estado la arqueología está bien posicionada y reconocida. Tenemos los cuerpos legales que nos dan tutela sobre el patrimonio cultural en Chile: la Ley de Monumentos Nacionales, Ley de Bases del Medioambiente, Conicyt que básicamente financia la investigación científica en Chile para arqueología. Pero siempre el problema es la llegada a la sociedad y ahí es precisamente donde la gente ha apelado a proyectos de Fondart, proyectos de difusión que crean ese puente entre la arqueología científica y la gente. Se ha convertido en la principal vía de difusión a la sociedad civil, Fondart.
Entonces ¿qué falta por mejorar en base a las políticas públicas sobre la arqueología?
Gloria: Falta llegar más a las masas, porque el Fondart se queda más en lo local. Por ejemplo, tú haces un proyecto y va a la comunidad donde tú trabajaste, pero es raro que eso llegue a la gente de otras ciudades y a todos los niños del país les pasan los chongos, chonos y todo eso tiene que reformularse desde la base. Habría que trabajar con la gente que hace los textos escolares y los profesores.
Roberto: Ese es un buen ejemplo. Por el sistema educacional existe la idea de que las poblaciones indígenas que habían en Chile son las que hubieron cuando llegaron los españoles a nuestro país: Aimaras, quechuas, mapuches, etc. Pero tras esa gente que encontraron los españoles antes de llegar a Chile hay una historia de 15 mil años para atrás que la mayoría de la gente no la conoce. Los mapuches y aymaras son el final de toda una historia humana que está escrita en este país.
Participación en el congreso
¿Cómo calificarían la experiencia en el XX congreso de Arqueología Chilena en la UDEC?
Gloria: En lo personal muy contenta de haber sido acogidos por la Universidad, en un entorno fantástico. Me encantó, yo no conocía Concepción. Creo que tienen un lugar fantástico para estudiar, me hubiera encantado aprender acá. Todo funcionó súper bien y estamos muy contentos de haber estado acá con los estudiantes.
Roberto: En ese contexto, yo siempre he dicho que lo congresos son una instancia científica por un lado, pero son una instancia social completamente. Muchas veces es la oportunidad para ver a colegas, amigos, que uno no ha visto en muchos años y para los estudiantes es una excelente oportunidad para conocer arqueólogos que quizás sólo los han leído en un artículo o nombrado en alguna clase y poder hablar con ellos.
¿Cuáles son los desafíos que se vienen para la Sociedad Chilena de Arqueología?
Gloria: Para la Sociedad Chilena de Arqueología yo creo que es importante el tema de la nueva legislación patrimonial. Se está presentando en el Congreso una modificación a la ley que crea el ministerio de Cultura, entonces hay hartos temas que nos competen directa o indirectamente. Porque en el fondo involucran al Consejo de Monumentos y por ende el Consejo es la regulación del patrimonio y estamos ahí con hartas discusiones trabajando con gente de otras disciplinas: con la Asociación de Conservadores, Colegio de Paleontólogos, Colegio de Arqueólogos, Colegio de Arquitectos y el de Antropólogos. Trabajamos en un grupo compartido para presentar una propuesta con observaciones a lo que ellos están presentando, porque ellos presentan un proyecto que se armó a puertas cerradas desde el gobierno sin la participación de todos estos colegios profesionales y asociaciones científicas, entonces queremos hacerles ver nuestras inquietudes y reparos respecto de eso.
Roberto: Es importante señalar que los congresos de arqueología se vienen realizando del año 61’ y es seguramente una de las reuniones científicas continuas de mayor data en nuestro país, al menos en las ciencias sociales. De hecho, hemos tenido 20 congresos, es de esperar que sigamos progresando a lo largo del tiempo.