Un pescador del Neolítico que murió hace 5 mil años, fue la primera persona que científicamente se comprueba pereció a causa de inmersión en agua salada.
Investigadores de la Universidad de Southampton, Inglaterra, utilizaron para dicha confirmación una técnica forense moderna para determinar la causa del deceso, abriendo nuevas posibilidades para evaluar los restos de nuestros ancestros prehistóricos.
El origen de este descubrimiento nos lleva al profesor Pedro Andrade Martínez, académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Concepción. Copaca 1, sitio arqueológico al sur de Tocopilla —donde fueron encontrados los restos del pescador— fue objeto de investigaciones a raíz de un proyecto Fondecyt (año 2013), que era dirigido en ese minuto por Victoria Castro, quien también es coautora del artículo que dio cuenta de este gran avance en la ciencia, publicado recientemente por Journal of Archaeological Science.
Al equipo de trabajo de ese entonces le pareció interesante el hallazgo por la posición en que estaba puesto el esqueleto encontrado, el que además tenía toda la articulación de los hombros desplazada, dos conchas completas de erizos puestas en el cuello y las vértebras centrales removidas. No era muy usual ver un entierro así.
Pasaron los años y Pedro Andrade conoció a James Goff, que es el segundo autor del artículo. Goff es geólogo y especialista en tsunamis antiguos, que tenía especial inquietud por el tema de los muertos por inmersión.
“James viajó a Chile el primer semestre de 2019, estuvo en la UdeC dictando unas charlas. Me preguntó: ‘¿cuál de los esqueletos que tienes puede haber fallecido por ahogamiento?’. Una aguja en un pajar. Ahí recordé el esqueleto que me había llamado la atención y empezamos el trabajo”, recuerda Andrade.
Hicieron la extracción de la muestra en el Laboratorio de Bioarqueología de Antropología UdeC (los esqueletos estaban ahí), empezaron a hacer los análisis correspondientes con unas hidrataciones y los resultados de aquellas hidrataciones se las llevaron para hacer las imágenes.
“Ahí se concluyó que tenía sedimentos marinos y restos de algas. Fue una tremenda alegría el descubrimiento. Es la persona más antigua del mundo que hemos logrado identificar que murió por inmersión y es la primera que se logra identificar que murió por agua salada, en el mar”, destaca el docente UdeC.
Técnica y proyecciones
Lo esencial para hacer el análisis es contar con huesos largos que están completos. “Hacemos unas pequeñas perforaciones con un taladro de mano y luego entramos con sondas como las de los dentistas; con eso raspamos un poquito de médula ósea residual y eso después lo hidratamos con agua destilada. Una gota de esa agua se lleva al microscopio y eso es lo que identifica si es que tiene contenidos de restos fósiles o sedimentos”, explica Andrade.
Ahora el objetivo es tratar de buscar a lo largo de Chile distintos sitios que tengan restos —o colecciones de museos—, hacer las extracciones y poder investigar para obtener resultados, ya que el equipo piensa que los paleotsunamis pueden haber causado muertes masivas en comunidades costeras.
“En este caso específico creemos que fue un accidente o que simplemente se ahogó, pero en una costa altamente tectónica no es descabellado pensar que podría haber habido accidentes relacionados con un tsunami que podría haber provocado muertes de ese tipo. La idea es recorrer la costa de Chile para ver si podemos dar con estos hallazgos”, sentencia Andrade.